De París 2024 al aula: inspirando un cambio educativo a través del deporte.


Luis Urizar

Asesor Educativo
CREO | Guatemala

Los Juegos Olímpicos: una inspiración educativa

Recién finalizaron los juegos Olímpicos de París 2024. Es un evento mundial con la participación de deportistas de todo el planeta.

Los ojos de todos estuvieron puestos en cada disciplina deportiva y en figuras que representan las más altas habilidades físicas y mentales. Cada participación evidenció esfuerzo, lucha, perseverancia, trabajo en equipo y mucha fortaleza.

La medalla de oro es el máximo galardón olímpico. Sin embargo, más allá de la medalla de oro, vale la pena recordar que todo lo que sucede previo a una medalla de oro es igual de digno y valioso; es una gran inspiración para nuestros procesos educativos.

 

¿Qué hay más allá de la medalla de oro?

Este evento deportivo se organiza desde lo más profundo de la humanidad. Se plasman los grandes sueños que tenemos como humanidad, se visualizan también nuestras más profundas necesidades y, sobre todo, se evidencia nuestra realidad misma.

Este año, en París, los Juegos Olímpicos se desarrollaron en el marco de temas como sostenibilidad, cuidado de la casa común y un gran impulso para la actividad deportiva.

Si bien hubo también algunos temas que desataron polémica, rescato aquello que compartimos todos como pleno recordatorio de los retos a los que todos nos estamos enfrentando y viviendo.

Estoy seguro de que la experiencia vivida por los atletas es única. Vemos en redes sociales muchos videos donde los valores como solidaridad, empatía, apoyo, encuentro se hacen presentes a pesar del grado de competencia que se vive. Hay otros videos donde se ve cómo los deportistas afinan técnicas y estrategias para la concentración, la comunicación interna, planeación de objetivos, metacognición y vida interior.

Las altas capacidades físicas y mentales se logran de la mano con altas capacidades de vida interior (espiritualidad).

Implicaciones para la educación

Una noticia viralizada durante estos días fue la limpieza del río Sena. Durante muchas décadas ha sido contaminado por gran cantidad de desechos que se vierten en su cauce. Sin embargo, para este año decidieron descontaminarlo para la actividad deportiva. No discutiremos si lo lograron, pero lo cierto es que nos damos cuenta de la importancia de la riqueza que tienen nuestros recursos naturales y la urgente necesidad que tenemos de cuidarlos pues los cambios parecen irreversibles.

De la mano con esto, el modelo logístico de todo el evento giró alrededor del uso de materiales reciclados (como las camas de los deportistas desde Tokio 2020), utilizando el transporte público y reduciendo el impacto ambiental.

Con toda seguridad estas ideas parten de la necesidad que como humanidad tenemos de cuidar nuestra casa común y preservarnos como especie. Estamos desarrollando habilidades de contemplación, valoración, trascendencia y vida interior que muchas veces descuidamos. ¿No es acaso uno de los grandes ideales educativos actuales?

La medalla de oro también es para aquellos que cada día están, desde su propia aula, creando un modelo educativo que responda a nuestros desafíos actuales. He visto instituciones educativas que promueven aulas ecológicas (limpiar espacios naturales para aprender), uso de material reciclado, clasificación de desechos, bajo impacto ecológico disminuyendo el consumo eléctrico, entre otros.

Estos Juegos Olímpicos me han recordado el gran valor que tiene una educación donde nos enseñen a cuidar de nuestra salud, a hacer deporte, a alimentarnos sanamente, a descansar adecuadamente, a relacionarnos con los demás desde una verdadera cultura del encuentro y cuidar nuestro interior como un espacio vivo donde Dios habita.

Un llamado a la acción con Creo

Con todo esto puedo decir que, desde mi vivencia personal, y considero que la de muchos más, los Juegos Olímpicos de París 2024 trascendieron la mera competencia deportiva.

Al promover la sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente y el deporte como herramienta para el desarrollo personal, estos Juegos han sido una escuela de vida que fomenta valores como la perseverancia, el respeto y la solidaridad. Valores que también son promovidos por Creo porque son parte de la educación integral que forma estudiantes capaces de afrontar los desafíos de hoy.

Al igual que los atletas olímpicos, nuestros estudiantes necesitan desarrollar habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la colaboración para construir un futuro mejor. Proyectos como las ‘Aulas Ecológicas’ que promueven la sostenibilidad y la conciencia ambiental se alinean perfectamente con los objetivos de CREO de formar ciudadanos responsables y comprometidos con su entorno. ¿Cómo podemos aprovechar el entusiasmo generado por los Juegos Olímpicos para fomentar en nuestros estudiantes el desarrollo de estas competencias y transformar nuestras instituciones educativas en espacios más sostenibles y equitativos?

¡Vamos por un mundo más humano y digno para todos!

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